sábado, 10 de noviembre de 2007

CRÓNICA


UN OCASO EN EL CENTRO

¿A qué horas? No hay hora, ni importa el espacio en el parque del periodista para hacer lo que se hace desde mucho tiempo; cualquier hora o más en la noche se ejercita el consumo de droga; la del placer extasiado, la que transporta a otro mundo, la del goce ficticio.

Este parque cada vez se esconde menos, porque cada día es más difícil encubrir su auge; cualquiera de ellos permanece aquí en este espacio llamado “sitio de tolerancia”. En éste, hay muros marcados con letras cargadas de blasfemia, establecimientos públicos de venta de licor, paredones deteriorados, casas desocupadas, hombres vestidos con raros atuendos, cabellos extraños y accesorios singulares.

Es el lugar de encuentro de lesbianas que ocultan su identidad, gays con su pareja en estados amorosos, prostitutas en busca de sexo (el del placer mercenario), hombres intelectuales que buscan un ambiente diferente y universitarios de estratos altos. Hay espacio para todos, fiestas de dos, encuentro de tres, frenesí colectivo, de fondo se escuchan instrumentos de bandas sobre los que caen pequeñas luces tenues, el llamado rock o metal.

Los expendedores de drogas que hacen sus trueques y encubren su identidad, están ubicados en espacios determinados y dicen que es la única forma de subsistir.

Desde esta orilla hecha para mirar la realidad, se ve un lugar de tranquilidad en medio de la exhibición fatal, que permite la afluencia de sujetos que buscan desinhibir su personalidad y que tiene ahora más familiaridad con el placer y las experimentaciones sin moral.

¡Cae la tarde, fin de semana! Son las seis, y de repente en algunos sitios de la ciudad se inicia otro ritmo social y cultural asociado a la noche, muchos de aquellos caminantes y transeúntes que pasaban para su trabajo son ahora personajes que transitan por la carrera 43 cerca de la Avenida la Playa. Fernando González más conocido como el “Puntudo” es uno de ellos, quien estudiaba historia en la Universidad Nacional y se retiró para dedicarse al arte y practicar el parapentismo; los Jeans, botas, chaqueta negra, mochila, gafas, un cigarrillo y la cerveza, son los elementos que lo caracterizan al llegar a uno de los puntos más visitados del centro, el Parque del Periodista o más conocido como el “Guanábano”.

Bajo la luz tenue y el ruido constante de los carros, comienza a concentrarse un grupo de amigos en las bancas y jardineras del Parque:

“Cuando llegó al parque busco a los amigos con los que frecuentemente comparto en la ciudad universitaria, nosotros no tenemos una hora de encuentro y un sitio definido, ya sabemos que estaremos en el parque del Guanábano o en algunos lugares de la Playa, posiblemente el parque del Teatro Pablo Tobón, que es otro de los sitios frecuentados.... poco a poco van llegando los compañeros de artes, de historia, algunos profesores de la Nacional y otros con los cuales solemos ensayar los fines de semana en un grupo musical”.

Se acerca Alejo, un amigo del Puntudo, quien es uno de los más apasionados al Punk y al ska y abre la noche con uno de sus tradicionales “baretos”, es entonces el momento para hablar de la música y disertar sobre la universidad y otras cuantas falsedades que se viven y observan en la ciudad. Para ellos este lugar representa la posibilidad y oportunidad de estar libres y tranquilos, ya que muchos saben y la ciudad misma, que este lugar se puede considerar como un sitio de tolerancia, en el cual, se puede fumar y hablar sin “temor”, ¡hasta donde se puede!, porque según lo manifiestan desde hace un tiempo se siente la presencia de personas que no son muy confiables y que muchos de ellos no conocen......

Aquí cualquier persona le habla y comparte sus locuras con otras, no necesariamente se tiene que presentar.... De un momento a otro se dan encuentros entre varios grupos o personas que se distinguen de la universidad o que se ven en los conciertos.

La cerveza se rota entre varios ya que muchos son estudiantes y no tienen para comprar, aunque algunos que ya terminaron su carrera ofrecen las “polas” para aquellos que no tienen dinero. Desde el Guanábano se programan algunos “parches” o salen para sitios donde se presentan algunos compañeros; no todos los que vienen a este sitio necesariamente tienen que consumir “bareta”, algunos de ellos que vienen acá no fuman.

Puntudo tampoco consume, solamente lo hace en algunos momentos, cuando sale a caminar a sitios que los considera mágicos, porque le ofrecen tranquilidad y puede respirar el aire limpio y transitar por la selva, en los parques… “suelo hacerlo solo, no tengo ninguna dependencia de esto y no me interesa hacerlo, aunque sé que algunos de los parceros si son muy dependientes de la “bareta”. Ha... Cuando estoy de viaje con los amigos, nos acordamos de la ciudad y de que pasará en el parche del Guanábano”.

Aquí además de hablar de música también se habla de arte y mucha cultura general. El Periodista o el Guanábano es uno de los lugares más conocidos donde se programan conciertos y en varias oportunidades se tiene como sitio para la programación del festival Internacional de la Poesía, además de otras tantas cosas, es el sitio para el teatrero, el pintor, el artista, el escultor, el ingeniero, el investigador social, el “vago”, el vicioso y en muchos casos hasta el policía que vigila.

El centro de la ciudad y en sí esta zona, es un escenario donde se construyen diferentes cuadros y tejidos sociales, es el lugar en el que existe cultura pero a la vez vacíos y contradicciones del individuo. En el Guanábano confluyen ambientes y medios muy diversos, con gentes también muy heterogéneas, es decir, un ritmo para una ciudad nocturna que tiene vida y sentir propio.


imágenes tomadas de WWW:GOOGLE:COM

1 comentario:

Anónimo dijo...

bien muchachas, deberian hacer reportajes de la ciudad mas seguido.